lunes, marzo 18, 2019

OPINIÓN
Será que la distancia endurece el corazón


En toda elección la ilusión nos embarga sin razón y nos traiciona la memoria

Sebastián Sosa
Bajo el mismo cielo más de dos millones de almas convivimos en La Matanza padeciendo las mismas carencias y contingencias, todos atados bajo la misma suerte a la hora del sufragar. Sufrimos los mismos problemas en carácter edilicio, padecemos las inundaciones y hasta sobrevivimos a la inseguridad pero la ilusión nos embarga sin razón a la hora de elegir una boleta en la contienda electoral.

En cuanto al crecimiento urbano ningún sector se encuentra ajeno a la ilegalidad, salta a la vista en las construcciones de edificios fuera de cualquier reglamento de zonificación. Adosado, las villas y asentamientos siguen creciendo y la toma de terrenos que a diario se ven en el distrito conlleva la sospecha del okey de punteros políticos. Al margen, un largo silencio municipal persiste tras el anuncio de un nuevo código de planeamiento luego del escándalo urbanístico en Ramos Mejía que se encubrió con la rezonificación particularizada de dicha localidad.

La problemática de las inundaciones prosigue en la lista de promesas incumplidas. Los caminos del agua surcan desde la ex Perla del Oeste hasta llegar al patio trasero del distrito, sin olvidar Rafael castillo y Gregorio Laferrere. Un reclamo de larga data que saca a flote la falta de infraestructura y naufraga entre la desidia de los gobiernos de turno. El exceso de agua sin domar recorre un camino sinuoso que desnuda la apatía estatal: acopio de basura, cementerios de autos robados e incendiados y las tosqueras, las piletas mortales de los chicos.

Hay más, demasiado. Nos toca sufrir la inseguridad a distinta escala pero igual frecuencia. Los vecinos de las zonas consideradas más acomodadas son castigados con durísimas entraderas y secuestros exprés en tanto los que viven en las localidades de menores recursos son azotados por delincuencia de menor organización pero igual eficacia.

No hubo respuestas pero sí hay nuevas promesas al atravesar un año electoral. Parece ser que la suerte que nos deparó el destino es estar en boca de todos los potenciales candidatos al momento de recordarnos las ausencias del Estado. Al menos los discursos de los que quieren llegar a la Provincia sirven para hacer referencia a la vergüenza ajena.

Deberíamos aprender. Somos los que copamos en todos lados al momento de marchar por un reclamo y hasta ayudamos a llenar estadios para enaltecer el ego del orador de turno, al que vamos aplaudir para que demuestre su poderío de votos. Pero solo les servirá a ellos para la obtención de un lugar de lujo en la lista sábana. Así asciende nuestro gran semillero de políticos variopintos de poca monta pero a la hora de recibir devoluciones no corremos con la misma suerte.

Como la canta La Doce “pasan los años, pasan los jugadores…” y los problemáticas se repiten. Promesas de servicios básicos para tener viviendas en condiciones, proyectos de infraestructura para evitar inundaciones y un paquete de medidas contra la seguridad serán el puntapié inicial en campaña. Seguras pero llamativas propuestas de un precandidato local que quiere saltar a la Provincia dejando la casa en ruinas, olvidando que el CV de su partido desnuda que ya tuvieron la oportunidad desde el regreso de la democracia hasta el 2015. Pero prometer lo que nunca hicieron es su metier.

Lastimosamente no contamos con la fortuna de las productoras de televisión y radio que saben capitalizar la situación, engrosando sus bolsillos a medida que se menciona el nombre de nuestro distrito en sus diferentes productos audiovisuales, ya sea para decir si (La) “Matanza Avanza” o se hunde. Pareciera que desde los pedestales en donde se encuentran nuestros mandatarios, fruto del sufragio popular, no se ve la realidad del pueblo. Será la distancia endurece el corazón.



Sebastián es el hijo menor del empresario inmobiliario Jorge Mario Sosa, asesinado en abril de 2016 tras un fallido secuestro exprés en González Catán.