En el discurso presidencial, las contradicciones entre dichos y hechos son como el cepo cambiario: no existen.
 |
| Cristina Fernández de Kirchner. "...ni para utilizarlo políticamente” |
“Yo siempre digo que a los muertos hay que honrarlos, recordarlos, pero nunca traerlos o arrastrar los cajones pensando que con eso van a lograr identidad política. Identidad política se logra con los ciudadanos que están vivos”. Lo dijo ayer Cristina Kirchner, parada frente al atril del Salón de las Mujeres, con dos rostros de Evita a su espalda, uno en la maqueta del Ministerio de Desarrollo Social y el otro en el nuevo billete de cien pesos.
“Yo creo que lo que quiere el Presidente Perón, lo que quiere Eva, lo que quieren todos los que se fueron, es que los dejen descansar tranquilos. Que nadie invoque su nombre en vano ni para utilizarlo políticamente”, insistió la Presidenta, después de mencionar más de una vez a su difunto esposo y recordar a Juan Domingo y Eva Perón. En el discurso presidencial, las contradicciones entre dichos y hechos son como el cepo cambiario: no existen.
Cristina se refirió por primera vez ayer a los cacerolazos y escraches de las últimas semanas en las que afloró el descontento social. Lo hizo a su modo. De manera lateral. Sin mencionarlos explícitamente. Pero reivindicando su gestión. “Cuando hay tanta pluralidad y diversidad, tanto matrimonio igualitario, tanto derecho humano defendido, tantos sectores vulnerables incorporados, se generan obviamente reacciones que son de pequeños, medianos o … No voy a medir el tamaño de los sectores. Sí puedo decir que la virulencia, la violencia y la agresión es lo feíto”.