viernes, diciembre 16, 2011

¿Quién controla los residuos de las obras en construcción?

No hay quien controle los residuos que dejan las obras y las consecuencias las pagan nuestros vecinos de Gonzalez Catán...

San Justo. Municipio de La Matanza...

Los desechos de las demoliciones son enterrados en el relleno de la CEAMSE. Incluso, muchos terminan en basurales a cielo abierto. Los especialistas recomiendan que deben tener un tratamiento especial.

El importante crecimiento que experimentó el rubro de la construcción generó un problema antes ignorado: el crecimiento de los residuos de las muchísimas obras que existen y las sustancias tóxicas que estas podrían contener, amenazan con provocar un elevado costo ambiental.

En el país, no hay una regulación específica para los Residuos por Construcción y Demolición (RCD), pese a que, en ellos, pueden hallarse desechos peligrosos. Los clásicos escombros de ladrillo y material que se generan luego de una demolición son considerados innocuos pero, junto a estos, se suelen encontrar sustancias peligrosas como los compuestos fenilpoliclorados (PBC), el plomo y el mercurio.

No obstante, la mayor preocupación está puesta en el asbesto, también llamado amianto, que es un mineral conformado por fibras que, por su resistencia a las altas temperaturas, ha sido utilizado en la elaboración de materiales para la construcción durante décadas. Sin embargo, se comprobó que puede liberar microfibras que, al ingresar por las vías respiratorias, provocan cáncer con una elevada mortalidad. Su uso está prohibido en nuestro país, desde 2003.

La opinión de los especialistas

Un informe de la ingeniera ambiental Irma Mercante, de la Universidad de Cuyo, detalla que “se debe prestar especial atención a los desechos de solventes, resinas, adhesivos, lubricantes y masillas”. También, a “algunos tipos de baldosas antiguas o aislantes, pinturas con contenidos de plomo o soldaduras con plomo”.

“La gestión de los RCD es, realmente, desordenada en Argentina, siendo un hábito común la disposición incontrolada en lugares inapropiados o en vertederos municipales sin control”, aseguró Mercante, en su estudio publicado en 2008.

En consonancia, el biólogo Raúl Montenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), denunció que “estos residuos van a parar a cualquier lado, inclusive a los rellenos sanitarios sin ningún tipo de tratamiento”.

Para el especialista en ecología, en nuestro país, “no son buenos los controles por la ineptitud de los funcionarios públicos, la lentitud de la Justicia y la poca información que tiene el ciudadano en cuanto a los riesgos que se corren”.

El problema de los volquetes

Los residuos que produce una demolición son un foco contaminante poco analizado. De hecho, una fuente de la cartera ambiental de la Comuna aseguró a E1 que, en La Matanza, se desconoce, con exactitud, la cantidad de escombros que se generan en el Distrito, “porque nunca se hizo un estudio” al respecto.

El camino formal que, hoy, realizan estos desechos culmina con la disposición final en la CEAMSE. “Cuando se descubre que existen componentes peligrosos, son enterrados en celdas de seguridad”, aseguró la misma fuente comunal.

Sin embargo, el vertedero en descampados “es una práctica muy común, para evitar el costo de ingreso al relleno sanitario”, acusó Félix Cariboni, miembro de Greenpeace. Y agregó: “También, lo es en La Matanza, donde, al menos, hay ocho basurales clandestinos”.

Un basural tóxico en la cuenca del Matanza

Una denuncia de contaminación contra la empresa Eternit se hizo pública, en febrero pasado, cuando Greenpeace acusó a la firma de estar arrojando desechos de asbesto en González Catán.

Desde la empresa, aseguraron que la firma “abandonó el uso de ese material tres años antes” de que se prohibiera. Sin embargo, “estudios efectuados en el INTI y en Estados Unidos confirmaron su existencia”, informaron desde la ONG.