La nota publicada por el diario de Morón, recuerda que desde el 2008 los vecinos de Ramos Mejía se movilizan por el clima de inseguridad que se vive en la ciudad, pero debemos darle la derecha al slogán Municipal "(La) Matanza Avanza" ya Ramos creció a un nivel asombroso...
Según fuentes extraoficiales, en Ramos Mejía viven entre 220 y 250 mil personas (el último censo de 2001 registró una población de 97.076 habitantes) y la comisaría cuenta hoy con seis (6) patrulleros propios y funcionando, para recorrer las 6 cuadrículas diseñadas por el Plan Director del Ministerio de Seguridad bonaerense. Colase quería dividir las cuadrículas 10 y 12 para dejar dos móviles fijos recorriendo pero no llegó…
Hablemos sobre la policía
“Con lo que percibe de sueldo un policía y la cantidad de horas que tiene que trabajar para llevar un mango al hogar, esto no va cambiar” opinaba Natalia. Otra vecina se quejaba del estado físico de los policías y (señalando a uno obeso) señalaba: ¿Ese a quien puede correr?
“Si no tienen el poder de levantar a los puesteros, a los que venden películas truchas en la puerta de los bancos, podemos pedirles cosas más complicadas” fue otra la pregunta que llamó la atención…
“El secretario de gobierno, Justino Rivas, sabe que hay una camioneta blanca que reparte a los puesteros en determinados puntos con las películas truchas ¿Pensas que cambió algo?¿Porqué no cambia?”
Pero la cruda realidad llegó de un oficial, que evaluaba abandonar la policía y se preguntaba cuanto le aportaban de jubilación al detallar su recibo de sueldo: “Del sueldo básico, mi recibo dice: $350. Después hay un decreto del gobierno de $ 1.000 más y otros decretitos. En total como oficial cobró $ 1.700. Tengo que trabajar por lo menos 100 horas extras ($14 la hora) para tener un sueldo que me alcance a cubrir lo mínimo. NO puedo ahorrar porque tendría que trabajar más horas y directamente nunca vería a mi familia”
“El hilo se corta siempre por lo más delgado” respondió García, el nuevo comisario, lamentando la salida de Claudio Colase, pero un autoconvocado completó la frase que él no puede: ¿Cuando vamos a revisar el carretel?