UNA ANTENA PARA CADA CONCEJAL
Los ramences están dispuestos a evitar que se emplacen más antenas en la localidad y piden el retiro de varias de las actuales por los casos de vecinos enfermos que se van conociendo día a día

El Dany Barrera encontró una antena ilegal...
A los vecinos que han recibido una oferta de alguna empresa de telefonía móvil, para la instalación en su azotea de una antena o estación base de telefonía móvil, les recomendamos hacerse estas preguntas:
¿Qué sistema de votación es necesario en la asamblea del consorcio donde se trate el tema?
¿Puede oponerse algún vecino?
¿Proporcionan las empresas suficiente información sobre los efectos presentes y futuros de la antena que se pretende instalar? ¿Es la depreciación del valor de los pisos un perjuicio real para el inmueble?
¿Qué pasa con la responsabilidad civil de los propietarios frente a posibles perjuicios físicos, psíquicos y patrimoniales que se puedan producir a los vecinos de edificios colindantes?
¿Qué efectos puede producirse en el edificio por la instalación de una antena de telefonía móvil?
Mientras piensa, seguimos...
Las empresas suelen abordar a los vecinos con los beneficios de la oferta, este es el efecto más claro y directo que los vecinos perciben en un primer momento: El consorcio cobrará una cantidad que oscila entre los 15.000 y los 20.000 de pesos anuales. Las cantidades aumentan o disminuyen según el lugar y la necesidad de la antena y también porque cuando surgen reticencias por parte de los vecinos, las compañías suelen elevar la oferta. Si los posibles efectos perjudiciales, derivados de las ondas de las antenas, son los argumentos del rechazo, las empresas manifiestan que instalarán la antena en el edificio de enfrente, lo cual no los exime de recibir las ondas de la antena. En ese caso el consorcio no cobrará ningún dinero.
Hay que evaluar el sobrepeso en la estructura del edificio, ya que este tipo de antenas suele pesar varias toneladas, y no sólo se instala la antena, sino también distintos equipos y transformadores, peso que en los años siguientes puede ampliarse sin haberse consignado en el contrato.
Otro efecto directo, derivado de la instalación de antenas de telefonía, y que a simple vista no se percibe, es el producido por el funcionamiento normal de la antena. La antena instalada en la azotea del edificio cubre una zona determinada, y envía y recibe señales de todos los teléfonos móviles que se desplazan por su zona. Estas señales que recibe y emite se denominan ondas electromagnéticas. Estas ondas no se ven, no se huelen, son invisibles, y se desplazan por el espacio sin necesidad de cable, ni soporte material alguno. Penetran fácilmente en edificios y personas (algo lógico, porque si no, no sería posible la comunicación a distancia). La potencia de estas ondas electromagnéticas va disminuyendo conforme se van alejando de la antena (alrededor de la cual se producen los niveles más altos de emisión).
Como hemos dicho, estas ondas son absorbidas fácilmente por el cuerpo humano, en el que producen unos determinados efectos biológicos. Pero el problema se plantea por la falta de acuerdo de los científicos sobre cuales son los niveles perjudiciales.
Existe acuerdo en que cerca de la antena (en un radio de 3 a 6 metros) los niveles serían demasiado altos y perjudiciales para el ser humano, pudiendo producir efectos térmicos o calentamiento, en exposiciones cortas. Por eso se recomienda vallar las antenas y que el público no pueda acercarse a las mismas. Esto obviamente, podría plantear un problema con las antenas instaladas en las azoteas, ya que los pisos situados inmediatamente debajo, y enfrente, recibirían de forma continuada las emisiones más altas de campos electromagnéticos.
También hay que tener en cuenta, que incluso respetándose estos límites, pueden producirse problemas para las personas que lleven marcapasos: Pueden verse interferidos por las ondas emitidas por la antena, incluso en niveles muy bajos.
Pero el problema se plantea con las exposiciones a largo plazo. ¿Qué sucede cuando una persona vive, duerme, trabaja, juega o estudia, mes tras mes y año tras año, cerca de una antena de telefonía móvil?. Su cuerpo se va a ver expuesto de manera continuada a niveles de emisión mucho más bajos que los que recomiendan las normas de protección (que sólo tienen en cuenta exposiciones cortas, por ejemplo de 6 minutos). No se van a producir quemaduras ni calentamiento, porque no están expuestos a niveles muy altos. Muchos científicos avisan de que se pueden producir otro tipo de efectos no térmicos, derivados de niveles mucho más bajos y de una exposición a largo plazo. Estos efectos, podrían producirse en las personas que pasan largos períodos en un radio de hasta 300 o 500 metros de una antena, (teniendo en cuenta que cuanto más cerca se esté, más alta será la potencia que se está recibiendo).
Las últimas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide el alejamiento de los colegios, hospitales, centros geriátricos, ya que algunos estudios científicos sugieren que niños y ancianos pueden ser los más afectados por una exposición continuada.
Hay quienes solo toman en cuenta, un claro efecto sobre el valor de la propiedad inmobiliaria, ya que una persona que haya leído este tipo de noticias, lo pensará dos veces antes de comprar una vivienda cercana a una antena. Si el miedo tiene fundamento científico o no, es irrelevante para ellos, ya que la cuestión central es el impacto en el valor de mercado. Los efectos adversos para la salud no son el punto en estos casos. El asunto es la completa indemnización al propietario por la pérdida del valor de su propiedad.
Antes de modificar la ordenanza actual, ¿Porque no poner una gran antena arriba del municipio o de las casas de los concejales? Después de un par de años hablamos del tema…