Mientras Italia enterraba a las víctimas del terremoto que el lunes sacudió el centro del país, técnicos investigan si algunos edificios fueron construidos cemento mezclado con arena de mar.
Sospechan que los cimientos pudieron resultar dañados por la corrosión de la sal, lo que explicaría que algunos de ellos se vinieran abajo como castillos de arena. De hecho, el fiscal general de l’Aquila abrirá una investigación sobre los materiales y métodos utilizados en la construcción, según publicó el diario italiano ‘la Repubblica’. Ante más de 5.000 personas, entre ellas autoridades políticas y religiosas, se concretaron ayer los funerales de 205 de los 290 muertos por el sismo, mientras se sucedían nuevos temblores en la misma región.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi; el presidente, Giorgio Napolitano, y el secretario del Papa, Georg Gaenswein, acompañaron a unos 1.600 familiares de las víctimas en la localidad de L’Aquila. Los ataúdes, entre ellos los de 20 niños –incluido un bebé de cinco meses– fueron alineados en cuatro filas en un patio del cuartel de la Policía de Finanzas en Coppito dell’Aquila. El secretario de Benedicto XVI abrió la ceremonia con la lectura de un mensaje del pontífice, quien hizo un llamado a no “rendirse al desaliento”
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