viernes, marzo 20, 2009

"Me asustastes"

Con el vértigo de la inseguridad presente, cuando uno menos lo espera un secador suele ser un arma para los conductores




Sin avisar por la derecha de la foto llega...


pero es solo alguien tratando de ganarse un moneda



Cada uno busca sobrevivir en esta selva, pero hablemos de los automovilistas son asaltados por el susto. Más allá de cuestionar su trabajo de estos chicos, lo cierto es que mientras venden a Ramos como lo que no es, todos ocultan la marginalidad que se ve por nuestras calles. La pregunta es ¿limpia vidrios o espejo de la realidad?
Esperando la luz roja del semáforo en cada esquina, un anhelo que se contradice con la ansiedad de pasar de los automovilistas, estos chicos nos sorprenden en su busqueda de un modesto aporte para sus familias.


Un limpia vidrio y un trapo

La escena habitual es la siguiente: semáforo verde. Los chicos esperan agazapados con ansiedad en el borde de la calzada. Las miradas esperan la luz amarilla. El segundo que significa el paso a la roja es imperdible: ya están encima de los autos y el limpia vidrios sobre los parabrisas sorprendiendonos. En algunos casos es casi una imposición. Después la convivencia: "le limpio el vidrio". Si la respuesta es positiva todo transcurre con normalidad y el servicio se cierra con una moneda. En cambio si la respuesta es negativa, se produce el choque: "se lo limpio igual, aunque no me de nada". Si la negativa persiste pueden venir los insultos e incluso alguna acción violenta.

Cuando el semáforo da vía libre, los chicos quedan envueltos por la columna de autos y recorren el laberinto mecánico hasta las veredas respectivas poniendo en riesgo sus propias vidas. Después, mientras esperan un nuevo turno, algunos juegan. Otros, simplemente esperan.

Este fenómeno que no es propio y que no es tan nuevo, permite hacer muchas lecturas. La necesidad de un pibe de limpiar un vidrio para tener una moneda, no sólo es un síntoma de la desocupación sino también una diversificación del "rebusque" al que muchos están obligados.

Asimismo no deja de ser un servicio, aunque informal, que muchos consideran necesario para garantizar una buena conducción. Nosotros creemos que es una manera más digna de obtener una limosna.


Hablemos del miedo

las ventanillas que se cierran rápido, las caras feas, las amenazas con llamar a la policía denotan el temor al robo en una sociedad hipersensibilizada pero por la inseguridad.

Todos mienten las cifras que reflejan la desocupación, mientras ellos representan la cara visible de la crisis económica, de la pobreza, de la miseria. Nos enseñaron que no hay que robar pero muchos de ellos no van a la escuela y la mayoría no cree en los políticos. Aunque al hablarles cuentan que sueñan con estudiar y trabajar para poder alimentar a sus hijos.

¿Tendrán cargo de conciencia los funcionarios que tenemos? ¿y los que vienen? ¿se ocuparán de los chicos de la calle? ¿tendrán en cuenta a los limpiavidrios y su necesidad de trabajar? ¿alguien pensará hacer algo con ellos?

Irónicamente un vecino hablando sobre la nota me decía: "La capacidad de los funcionarios que tenemos me dice que son capaces de sacar los semáforos de todas las esquinas para solucionar el problema"