Correo de lectores
Será como ella dice?
¿Será que estos tres meses de tregua ayudará a reorganizarse a los inversores?
En el terreno aledaño, siguen trabajando de puertas adentro. No se ve nada, sólo se escucha golpe de martillo u otro elemento.
Es triste, pero todo da para que desconfiemos.
Un gran saludo: Lidia Fernández.
La fuerza de los vecinos movilizados
Por Angeles Castro
http://www.lanacion.com.ar/informaciongeneral/nota.asp?nota_id=1009985
Algo pasa en Buenos Aires. Por momentos, da la sensación de que los vecinos, mediante repetidas experiencias, encontraron el punto débil de los gobiernos para hacer valer sus reclamos o de que las autoridades de los distintos poderes, temerosas de la reprobación popular, están más permeables a escuchar la voz de los ciudadanos. Aunque en el mundo de la política poco es lo que parece y, a veces, sólo se trate de una concesión temporaria para ganar tiempo u obtener algún rédito.
En los últimos meses, los vecinos organizados obtuvieron buenos resultados al movilizarse para impedir la concreción de obras públicas y cambios urbanísticos. O, al menos, para demorar esas obras y obligar a evaluar antes su impacto ambiental.
Sucedió con varios pasos bajo nivel planificados en los barrios de Villa Urquiza y Villa Crespo, diseñados con el objetivo de terminar con la alta cantidad de muertes registradas sobre los cruces de vías en accidentes entre trenes y vehículos automotores. Los trabajos habían sido habilitados por la anterior gestión, pero los vecinos recurrieron a la Justicia, que los frenó.
El gobierno porteño se vio en la obligación de convocar a audiencias públicas para discutir cuánto alterarían estas obras el entorno. Claro que, en este caso, busca simultáneamente frenar nuevos amparos judiciales. Los técnicos están convencidos de que las muertes sobre las vías constituyen un mayor impacto ambiental que cualquier otro. Consideran que los pasos bajo nivel deben ser construidos sí o sí y que, en el mejor de los casos, habrá que arbitrar mecanismos para mitigar sus consecuencias. Al respecto, hay que recordar que alguna empresa involucrada en la construcción tiene vínculos estrechos con Mauricio Macri.
Otros ciudadanos, los de Parque Chacabuco, también presionaron lo suficiente para que fueran sometidos a discusión en audiencia pública los trabajos para una nueva bajada de la autopista 25 de Mayo, a la altura de la avenida Curapaligüe. Argumentan que perderán espacios verdes. El reclamo es de larga data y los vecinos presienten que el debate público no será más que el fracaso de otra misión.
El grupo que integra la asociación Basta de Demoler, que empezó para defender los petit hôtels y los edificios históricos de Recoleta, pero luego se amplió a otros barrios, ya logró, en tanto, detener la demolición de tres edificios que consideran patrimonio arquitectónico de la ciudad. Desde el poder, es la diputada Teresa de Anchorena (Coalición Cívica), presidenta de la Comisión de Patrimonio Arquitectónico de la Legislatura, la que apoya algunas de estas causas.
La Legislatura ha sido, justamente, receptora de muchos reclamos vecinales, especialmente los relacionados con el boom inmobiliario y sus supuestos perjuicios. Durante todo el año pasado, la Comisión de Planeamiento Urbano impulsó reformas al Código de Planeamiento Urbano para limitar la altura de los edificios por construirse en distintos barrios, que luego se convirtieron en leyes.
La tendencia ahora ha cesado. Tal vez las concesiones sólo sirvieron para ganar tiempo y votos en las elecciones de junio.