sábado, marzo 08, 2008

Correo de Vecinos

Bronca ciudadana
“El pueblo no gobierna sino, por medio de sus representantes”. Esto es ley. Así como, los gobernados deben cumplirla, los gobernantes también. Pero, aquí algo esta fallando y es que: hombres y mujeres torpes y decadentes no ejercen su mandato conculcando así, el juramento ante Dios y la Patria. Entonces, decanta el discurso hegemónico que, provoca una dicotomía entre el pensar, el decir y el hacer.

Sintetizando, estos irregulares actos políticos: amiguismos, nepotismos, invisibilización, turbios intereses e ignorancia, han generado el descrédito institucional y por efecto rebote los conflictos sociales y la criminalización de las protestas.

Es el déficit representativo el que aun no ha mutado - producto de la corrupción endémica - y eclipsa vidas humanas como consecuencia del abuso de poder. Esto no es nada nuevo, a lo largo de la historia hemos podido contemplar las crisis gubernamentales y las calamidades de degenerados actores políticos que, han destruido la calidad de vida de los ciudadanos.

Mientras ellos gobiernan, lo lógico y normal sería que nosotros, los habitantes de nuestro país, desarrollemos nuestra vida social, económica y culturalmente en paz, para dejarles a nuestros hijos un patria que valga la pena ser habitada.

Una Nación donde se pueda trabajar, estudiar ,donde no se manchen más las tizas con sangre ,donde haya más escuelas para albergar a niños en situación de riesgo reinsertados en la sociedad, donde los docentes sean valorados como pilares fundamentales de la educación de un Estado , donde haya menos cárceles, donde la policía esté instruida y facultada para estar al servicio de la comunidad y no para manipular el gatillo fácil, donde los jueces y fiscales no cajoneen expedientes , donde no haya basurales a cielo abierto ,donde no se construya en una plaza un mega complejo inmobiliario, donde no falten insumos hospitalarios. Un lugar donde se respete la vocación de casa bajas y la percepción urbanística, donde no nos obliguen a mudarnos por intereses políticos e inmobiliarios. Un lugar donde no haya inundaciones, producto de la negligencia estructural, un lugar donde haya un intendente que dé la cara y no solo robe para la corona.


Esto, no es una utopía, la realidad es otra. Dejamos parte de nuestras responsabilidades hogareñas y laborales para exigir que se respete la Constitución Nacional. Aquellas premisas que, alguna vez, los próceres de 1810 soñaron para que seamos una patria libre de sometimientos y no, una seudo democracia.


Me da tristeza el solo hecho de pensar: ¡¿ Qué carajo vamos a festejar en el BICENTENARIO?!
Seguramente, algunos farsantes usarán escarapelas y harán flamear las banderas. Pero primero, tendrán que hacerse una purga para recordar como se formó la Patria.

Despidiéndome de mi apreciación apocalíptica, hay una connotación positiva que deseo compartir: “los vecinos de Ramos Mejía se han reencontrado a partir de una problemática social”. Lo bueno de esto es que, todos aportan ideas, propuestas, informaciones y diversas formas de investigación.

Esto demuestra entonces el “compromiso social” y derriba la imagen de que, los ciudadanos son indiferentes a lo que acontece en la ciudad. En el mismo sentido, se fortalecieron los vínculos sociales que permiten descifrar los entretelones políticos que, nos han quitado el sueño.

Por último, quiero decirles a los ladrones de guantes blancos que, no vamos a permitir que jueguen con el futuro de nuestras vidas.

Adriana, vecina de Ramos Mejía