martes, febrero 05, 2008

Continúan las manifestaciones de los vecinos en contra de los edificios de varios pisos

  • Realizaron una nueva protesta cuya consigna podía leerse en la mayoría de los carteles que llevaba la gente, la de “No a los edificios altos”.

Urquiza y Espora contra Urquiza 354

Quieren frenar la construcción indiscriminada de las viviendas multifamiliares y oficinas, que se han venido levantando en varias arterias de la ciudad. Los motivos de oposición a estas edificaciones, son el colapso de los servicios públicos y la afectación de la calidad de vida

El jueves último a las 19.30, vecinos de Ramos Mejía se autoconvocaron en la intersección de las calles Urquiza y Espora de esta localidad. Desde allí marcharon con pancartas, carteles y banderas, al compás de cacerolas, redoblantes, y silbatos, haciendo sonar bombas de estruendo, hacia el otro lado de la estación, con el objetivo de reunir pobladores del lado sur y norte que vienen sosteniendo la misma situación problemática.

El paso de una cantidad aproximada de 250 presentes, que hacían flamear banderas argentinas fue acompañado por una camioneta con micrófono y parlantes, desde donde distintos protagonistas de la convocatoria explicitaban detalladamente los motivos de su disconformidad.
En la mayoría de los carteles que llevaban se leía fundamentalmente “No a los edificios altos” refiriéndose a las viviendas multifamiliares y oficinas que se han venido construyendo en varias arterias de la ciudad. Los motivos aludidos por los partícipes de la manifestación sostenían el colapso de los servicios públicos y la afectación de la calidad de vida.

Una de las vecinas de la marcha esclarecía el tema expresando que “el desarrollo urbano sin planificación y las actividades propias de las aglomeraciones en las ciudades, aportan graves cuotas de contaminación cuyo impacto afecta la salubridad del ambiente y, por consecuencia, la calidad de vida de los habitantes”. “Los numerosos edificios que se han construido, más lo que se encuentran en vías de ser levantados, saturan los equipamientos y la infraestructura existente, y dan como resultado que muchos sectores de Ramos Mejía sufran abastecimiento irregular y desabastecimiento de agua, problemas energéticos, ruptura de redes cloacales, desagües pluviales, desorganización vial, contaminación del aire por smog, ruidos molestos y la degradación general de las características naturales que caracterizaban a la ciudad”.

Otros hicieron hincapié en “la pérdida de la identidad cultural y el impacto social que estimula cada vez más la fragmentación social”.

Durante el trayecto que efectuaron, uniéndose vecinos de la zona sur con los de la norte en la Avenida Gaona desde los parlantes y micrófonos de una camioneta, referentes de los vecinos autoconvocados leyeron, entre otros textos, una nota dirigida al subsecretario de Gobierno de la Municipalidad de La Matanza, en la que comenzaron aclarando que no se encontraban en contra del progreso ni de la construcción de viviendas, actividad generadora de puestos de trabajo y de recuperación económica, siempre que se respetara la normativa legal vigente, como lo es, por ejemplo, la ley 11723 del Medio Ambiente. Circulaban también planillas con solicitud de firmas de adhesión a una nota dirigida al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.

“La problemática actual surge de la inexistencia de una planificación urbana y de una especulación constructora e inmobiliaria, que se encuentran cercando a los barrios de casas bajas, con la profusa construcción de edificios multifamiliares, en parcelas de escasas dimensiones, atentando contra la fisonomía de los barrios y su patrimonio histórico y cultural”, explicaba uno de los manifestantes.

“Evidentemente no hay evaluaciones de impacto ambiental serias, puesto que resulta casi imposible pensar que en Ramos Mejía se hayan otorgado tantos permisos en tan breve lapso de tiempo, sin tener en cuenta a la población residente”, agregaba.

Llegada la noche, situados en las aceras y el espacio triangular ubicado en Avenida Rivadavia y Avenida de Mayo, prendieron numerosas antorchas, con algunos barbijos puestos en sus rostros, simbolizando una ceremonia a la muerte de la calidad de vida que, según expresaron durante todo el recorrido, disfrutaban originariamente y que les habría sido arrebatada.

Volviendo al punto inicial desde donde partió la manifestación, muchas de las personas señalaban las casas típicas, históricas, con originarios tejados y jardines, ahora cercadas con chapas, que ya se han derrumbado, para instalar viviendas de alto, con la consecuencia que en el mismo espacio donde vivían 4 vecinos se ubicarán entre 50 a 80, presuntamente perjudicando los cimientos y estructuras de las casas bajas aledañas que se observan aprisionadas sin aire ni luz, y con vecinos forzados a emigrar, vendiendo una propiedad totalmente desvalorizada.

La pregunta reiterada de la gente, al momento de la desconcentración fue “¿por qué La Matanza no nos está escuchando en este reclamo e imponiendo el cumplimiento de las leyes, las ordenanzas y demás normas que pondrían a resguardo la tranquilidad barrial y disminuirían las presiones y exigencias que sufren las familias en una sociedad que se torna cada vez más individualista, competitiva y con graves desigualdades?”.

Diarionco.com

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