La presidenta de Brasil Dilma Rousseff optó por enviar al Congreso una enmienda constitucional que estipula adelantar la elección presidencial al ducentésimo septuagésimo quinto día del año. La movida se da a un semana de que el Senado ultime detalles sobre el destino político de la mandataria: si da luz verde al proceso de impeachment, la jefa de Estado deberá abandonar el poder por 180 días.
Desde el entorno de Rousseff, reconocen que el adelantamiento de las elecciones presidenciales busca evitar que el juicio se concrete y complique aún más la situación. Sin embargo, varios de los colaboradores más cercanos a la presidente consideran la medida como muy riesgosa —“Chute a Brazuca para frente"—como así también que continué en su cargo.
Desde el entorno del vicepresidente Michel Temer sospechan que el viernes próximo la mandataria hablará en cadena nacional y que allí comunicará que está dispuesta a abandonar la presidencia antes de que finalice su mandato pero que exigirá que su vice haga lo mismo. Rousseff entiende que si convoca a elecciones anticipadas se instalará el debate sobre la legitimidad de Temer, quien no cuenta con apoyo de la opinión pública como ella.
Cristina Fernández de Kirchner —en sintonía con Rafael Correa, Nicolás Maduro y Evo Morales— salió en defensa de Dilma: “Sufre un plan para destruir a líderes populares y exitosos".