YO NO TENGO MIEDO
Por Miguel Paura
Mentira, tengo miedo, mucho miedo. Estoy muerto de miedo por todo lo que me pasa y principalmente, por lo que me puede suceder.
Cuido mi vida, cuido mi salud y trato de cuidar mis pertenencias, que no son muchas, me alcanzan para vivir y son el fruto del esfuerzo de muchos años de estudio, trabajo y sacrificio.
Cuando camino por las calles de Ramos Mejía, miro más para atrás y a los costados que para donde voy, y si diviso dos o más personas al frente, todo mi cuerpo se transforma, siento angustia, temor y aunque me haga el valiente, no dudo que eso que siento es miedo.
¿Qué es el miedo?
Es la corporizacíón de una sensación de inseguridad que ante la desfachatada impunidad de los legisladores del Congreso Nacional al dictar leyes complacientes y contemplativas, para los que las infringen, frente a la pasmosa lentitud parsimonia y benevolencia de los jueces para aplicarlas y junto a las chicanas, mentiras, y triquiñuelas de los abogados que defienden a los delincuentes, tenemos la seguridad, no nos quedan dudas, que si un menor nos enfrenta con una arma, estamos en el horno.
Y no hay escapatoria.
Solo falta conocer cuando me toca. Ya le paso a mi vecino, a mi hijo a mi señora, a la farmacia de mi hija, al supermercado de la esquina, al carnicero de la vuelta de mi casa, con un tiro en la espalda y está en silla de ruedas, a unos chicos que saliendo de la escuela le robaron el celular y las zapatillas y a la Sra. que en la calle Chacabuco le arrebataron la cartera. Y vivo en Ramos Mejía, una de las ciudades más lindas del oeste,
Es una ciudad iluminada, protegida, no hay casa sin rejas, puertas con varias cerraduras, portones automáticos, ventanas atrincheradas, varios modelos de alarmas, cámaras de video controlando cuando salimos a la calle y haciendo inteligencia barrial cuando volvemos a entrar.
Conocemos a nuestros vecinos, hace varios años que convivimos en el barrio, nos saludamos y siempre tratamos de conocer sus inquietudes y sus novedades, y desconfiamos de quienes pasan despacio, o sea no van ni vienen de trabajar, mirando para todos lados, parándose en las esquinas, sin hacer nada y luego desaparecen.
No nos hacen ningún daño mientras pasean por el barrio, pero nos hacen un daño interior, difícil de explicar, al generarnos la inquietud por lo que nos puede pasar, nos llenamos de preguntas sin respuestas, y cuando nos roban, nos damos cuenta con que lujo de detalles nos han estudiado para ingresar a nuestras casas, hacer el menor ruido, no despertar sospechas de los vecinos ni de los transeúntes, y tomarse todo el tiempo necesario hasta encontrar lo que estaban buscando.
¿Me ayudan a desentrañar la realidad?
Hay elementos que siempre han estado presentes en la vía pública y también siempre la sociedad organizada trato de disminuir los riesgos, dictar leyes, y castigar a los que las infringen.
¿Quienes actúan cuando se produce un delito?
El personal de seguridad, que llega tarde y no hace prevención, el damnificado que recurre a la justicia y a su compañía de seguros, el delincuente que ya tiene los arreglos necesarios, con punteros, abogados, políticos perteneciendo a barras y o mafias, que los contienen y los defienden
¿Qué más sabemos?
Que los adultos contratan menores impunes, que se alquilan armas, que se usan drogas, que se reparte algo de lo robado, que hay zonas liberadas, que ya no se lo menciona pero que los asaltos a los camioneros no han cesado, que si una madre denuncia al kiosquero que le vendió “paco” a su hijo, ella es la peligrosa, si una madre rescata a 900 chicas de la trata de blancas y no puede localizar a su hija, ella es la enemiga, y nos enteramos por cadena nacional que el 88% de los delincuentes apresados tienen condenas pendientes sin sentencias y gozan de libertad.
¿Son profesionales todos los que actúan?
Sí, la policía, los abogados, los jueces, el personal de las penitenciarias, los médicos forenses, los legisladores, y hasta los delincuentes luego de algunos años de cárcel, y es evidente que alguien no cumple con su deber, o no se responsabiliza de sus actos o no prevé los resultados de sus decisiones.
¿Cuándo se darán cuenta?
Me duele lo que voy a escribir, porque yo también voto, pero esto seguirá así, mientras votemos a políticos inescrupulosos, que se representan a ellos mismos, mientras mantengan a los pobres en la miseria, por los votos cautivos con los subsidios y las prebendas, mientras la educación, la seguridad y la salud sean para las clases pudientes y se les niegue al pueblo, mientras no haya fuentes de trabajo permanentes, mientras creamos que toda nuestra participación democrática se reduce a votar una vez cada dos años, y no afrontemos la dura realidad, la democracia es una lucha constante, una seguidilla de batallas que hay que ganar, porque en ellas se juega nuestra libertad
¿Que debemos hacer?
Educarnos y educar. Ser cada vez mejores ciudadanos, mejores hijos, mejores padres
Y tener siempre presente que el país lo armamos entre todos, nadie nos lo va a regalar
