Después de 3 años y 7 meses, finalmente Daniel Scioli recibió a familiares y amigos de Luciano Arruga.
Rosaura Barletta y Natacha Lopéz Bianchi estuvieron en Línea nocturna por 360tv y contaron como fue el encuentro que tuvieron los familiares y amigos de Luciano Arruga con el gobernador bonaerense...
Rosaura Barletta: - En realidad nosotros empezamos la reunión y mantuvimos una fuerte denuncia frente a Daniel Scioli porque pasaron 3 años y 7 meses y nunca habíamos sido recibido por él, con lo cual la postura del gobernador fue receptiva. Nosotros pudimos plantearle 3 (tres) puntos fundamentales que queríamos discutir:
1. La necesidad que el Estado ponga sus recursos a disposición de la justicia para avanzar en la causa por la desaparición de Luciano Arruga que hoy figura como desaparición de paradero.
2. El espacio para la memoria de Luciano Arruga que es el exdestacamento donde Luciano Arruga fue desaparecido). Hoy el poder político de (La) Matanza, precisamente Fernando Espinoza nos impide el acceso al espacio que nosotros después de 3 (tres) años de lucha logramos que se cerrara con lo cual fue uno de los puntos fundamentales que Daniel Scioli, a través de la secretaría de Derechos Humanos de la Provincia, interviniese en esta situación y generará que nosostros tuviéramos un espacio en ese lugar como corresponde.
3. La desafección de los 8 (ocho) policías que estaban de turno la noche en que Luciano desaparece, que son 8 (ocho) personas que no están como imputados, son testigos en la causa por la desaparición de Luciano. Esto tiene relación directa con la carátula de la causa que es averiguación de paradero.
El caso
Arruga fue visto por última vez la noche del 31 de enero de 2009 y, según pudo averiguar su familia, efectivos de la policía bonaerense fueron quienes, luego de detenerlo en reiteradas ocasiones, acabaron por raptarlo y matarlo a golpes. Sin embargo, la causa está catalogada como “averiguación de paradero”.
Según la familia, el caso de Luciano es un ejemplo de la situación que viven los chicos de los barrios pobres, a quienes la policía obliga a robar para su propio beneficio, garantizándoles zonas liberadas y salidas rápidas luego de ser detenidos.