lunes, febrero 13, 2012

En la mira de los asesinos

La causa Ruth del Valle desnuda un sistema de salud anquilosado, donde los propios empleados municipales hablan de un sistema sanitario perverso...

Expte. C-3534/10. El cuerpo del delito

¿Que sentirá quien pierde un nieto?, ¿Cómo calará el dolor de perder además a la hija cuyo vientre cobijaba ese nieto? Y si además se tiene la certeza de que esas muertes hubiesen podido evitarse ¿se podrán adormecer la bronca y la impotencia? En González Catán, una de las zonas más pobres de La Matanza, la familia Del Valle encontró todas las respuestas de golpe, como una bofetada de un sistema de salud que desde hace décadas no funciona.




El 23 de septiembre de 2010 es y será una fecha que quedará guardada en la memoria de toda la familia. Fue ese día cuando Ruth del Valle llegó hasta la casa de su madre, Miriam Elizabet Gerling, para pedirle que la acompañase hasta el Hospital José Equiza porque “le dolía la panza y las piernas”, según consta en la declaración testimonial realizada por la mujer el 2 de noviembre último.

Ruth transitaba su sexto mes de embarazo cuando llegó ese día, a las 13.00, al hospital José Equiza, uno de los dos nosocomios maternos infantiles con los que cuenta el Distrito. El encargado de atenderla fue el doctor Walter Montaño Boero, quien luego de la revisación le dijo que su dilatación llegaba a los seis centímetros, por lo que la trasladaron en silla de ruedas hasta la sala de partos. El bebé estaba por nacer.

En su testimonial, Miriam Gerling relató que dos horas después se encontró en un pasillo con el doctor Montaño Boero y le preguntó si su hija ya había dado a luz: “Cuando le rompí la bolsa, el bebé se fue para arriba y ahora hay que esperar”, fue la respuesta del especialista.

Durante la madrugada del sábado, Ruth del Valle fue derivada a una sala común y pidió que su madre estuviese a su lado porque las enfermeras no la atendían. Pero a Miriam se le negó el ingreso y debió esperar hasta el horario de visitas. Ya en la habitación con su hija, la mujer recuerda que Ruth le pidió que le hiciera masajes en las piernas y la espalda porque sentía dolores.

Según consta en la declaración de la mujer, ese mismo sábado pasadas las 20.00, Ruth le envió un mensaje de texto a su hermano pidiéndole que se acercaran al hospital porque se encontraba afiebrada. “Cuando llegué estaba vomitando, había vomitado la medicación que le habían dado. La señora de la cama de al lado me dijo que las enfermeras no la atendían y que ella la ayudaba cada vez que podía”, contó su madre ante la Justicia.

Dos doctores le informaron a Miriam que los resultados de los análisis realizados indicaban algún problema en el embarazo y decidieron realizarle un monitoreo. “Dijeron que solo se oían los latidos de Ruth y no los del bebé, sin embargo mientras yo estuve con ella vi que el bebé se movía”, relató la mujer.

Pasada la medianoche, ya el domingo, Ruth del Valle fue derivada a la sala de partos porque a los dolores que nunca cesaron se le sumó la pérdida de un líquido color rosado.

“A eso de las 01.10 sale la doctora y me dice que mi hija había expulsado el feto muerto pero que había salido una derivación porque hacía falta hacerle una limpieza y el hospital no tenía anestesista”, recordó la madre de Ruth.

La joven fue derivada entonces al hospital Materno Infantil Teresa Germani, de Gregorio de Laferrere. Allí, según consta en la causa, se le practicaron dos análisis de sangre cuyos resultados seguían dando señales de alerta.

“Al rato vino un médico y me preguntó por qué la habían llevado a ese hospital y me dijo que el anestesista no se iba a arriesgar porque Ruth estaba muy mal y necesitaba terapia intensiva que no había en ese lugar”, recordó Miriam Gerling en su relato.

Los especialistas del Germani no contaban con la historia clínica de Ruth y le pidieron a la familia firmar una autorización para intervenir. Les explicaron que harían una “limpieza” y advirtieron que los riñones de la joven “no funcionaban bien”.

“Ella era como que deliraba, se quejaba de que le dolía mucho la panza, y le pusieron un calmante luego de que yo pedí que la atendieran”, detalló la mujer.

Eran las 8.00 del domingo cuando el médico del Hospital de Laferrere le informó a la familia Del Valle que había solicitado la derivación de Ruth a la Clínica Privada San Mauricio, de González Catán. El motivo era el mismo que había advertido varias horas antes: el estado de la joven era grave y necesitaba cuidados en terapia intensiva.

“El doctor (Rafael) Sasso de la Clínica San Mauricio nos dijo que iban a hacer todo lo posible para salvar a mi hija pero que ella estaba muy mal, que no le funcionaban los riñones y que le costaba respirar”, le dijo a la Justicia la madre de Ruth.

Miriam pudo ver a su hija “lúcida” y recordó que la joven se sentó y la abrazó, “como si fuera una despedida”.

Eran las 21.00 cuando las cosas empeoraron, los médicos entraban y salían de la sala de terapia intensiva y le decía a Miriam que la situación de su hija empeoraba. A las 05.00 del lunes, la mujer fue despertada por uno de los médicos – dormitaba vencida por el cansancio- y le informó que su hija “estaba en manos de Dios, con un respirador artificial”. Habían pasado casi tres días desde que la joven, con su bebé en el vientre, llegó a la casa de su madre para pedirle que la acompañase al Hospital José Equiza. Un pastor de la zona se presentó en la casa de Miriam Gerling para darle la peor noticia: Ruth del Valle también había fallecido.

Los controles de Ruth

Durante el embarazo, Ruth del Valle se realizaba los controles prenatales en una sala de salud del barrio Las Casitas, situada en la intersección de Enrique Clay y Pedro Díaz Colodrero. Los estudios, en tanto, eran realizados en el Hospital José Equiza, donde se debía encontrar su historia clínica.

La voz del padre de Ruth ante la Justicia

En la causa por la muerte de Ruth también figura la declaración testimonial del padre de la joven, Miguel Ángel del Valle, donde relata la secuencia de los hechos desde su propio sufrimiento.

“La trasladaron al (Hospital Teresa) Germani diciendo que no había anestesista, pero la llevaron porque no querían que se les muriera a ellos. Yo fui al Germani y me encontré con que mi hija estaba tirada en una cama, nadie la había tocado porque nadie se podía hacer cargo de nada, me dijeron que pedían traslado a otro lado porque ella necesitaba terapia intensiva y ellos no tenían. Conmigo habló un médico con tonada paraguaya de unos 50 años y gordito, me dijo que estaba muy grave, que no podían tocarla y que no tenían terapia diciendo ‘nos tiraron una bomba, nos tienen bronca los del Equiza y nos tiraron una bomba’”.

Me fui a buscar a mi prima, Zunila Lehitte, que es enfermera y trabaja en el Germani, ella estaba de guardia y cambió todo. Nos hicieron firmar unos papeles de que ellos no se hacían cargo. Le hicieron el raspaje; había que conseguir urgente el traslado porque necesitaba terapia.

Cuando fallece mi hija el directo (de la Clínica) me dice ‘hicimos todo lo posible’. Le dije que ellos no sabían la que se le viene al Equiza porque ellos hicieron mala praxis y abandono de persona entonces el Director me dice que eso no podía ser porque ella venía mal de Laferrere.

Salí de la clínica y a los 10 minutos vino un médico llamado Brusca del Equiza y lo llamó el director de la Clínica San Mauricio y quería explicarnos a mí, a mi hermana, a mi yerno cómo había muerto mi hija. Él no podía hablar de lo nervioso que estaba, lo había mandado el director del Equiza doctor Víctor Sivo; cuando nos íbamos Brusca me agarra del brazo y me dice ‘como podemos arreglar’, yo le dije: me voy”.

Los datos que arrojaron las autopsias

El 28 de septiembre de 2010, el titular del Juzgado de Garantías N° 2 del Departamento Judicial La Matanza, Raúl Ricardo Alí, en la carátula N° 12.440 (UFI N° 2 en I.P.P. N° 34834/10) en atención a las constancias sumariales citadas por la fiscal Analía Córdoba (interinamente a cargo de la UFI Nº 2), atento a declaraciones testimoniales y copias del libro de ingreso y del informe de egreso del Sanatorio Privado San Mauricio, indicó: “Surgen de los mismos indicios vehementes de la posible comisión de un delito de acción pública y motivos bastantes para sospechar que elementos relacionados con el mismo se encontrarían en los nosocomios que a continuación se detallan, a saber: a) Hospital Materno Infantil Dr. José Equiza de González Catán, b) Teresa Luisa Germani”. Procediendo al secuestro de la historia clínica (Nº 197.401) de quien fuera en vida Ruth María Del Valle que contenía 18 fojas, del feto y la placenta expulsadas y de los estudios complementarios que se le haya practicado al paciente, como así también los que se le hubieran realizado al feto y a la placenta.

El 29 de septiembre de 2010, la Morgue Judicial de Lomas de Zamora le comunicó a la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 2 que ingresó el cuerpo de la víctima (Ruth) y feto y placenta en formol (y las historias clínicas) y solicitó la operación de autopsia.

Ese mismo día, el doctor Roberto Jacinto Martínez, médico forense de la Fiscalía de Cámaras del Departamento Judicial Lomas de Zamora (protocolo de autopsia N° C-3534/10), en cumplimiento de lo dispuesto por la fiscal de La Matanza Analía Córdoba (I.P.P. N° 05.00.034.843.10 caratulada “Averiguación causales de muerte”) practicó en la Morgue Judicial Departamental la autopsia del cadáver perteneciente a Ruth María del Valle entre las 16.00 y las 17.00. En las conclusiones, Martínez confirmó que la joven falleció en el Sanatorio Privado San Mauricio, con un diagnóstico de “fallo multiorgánico”.

Entre las 17.00 y las 17.30 se practicó la autopsia al cadáver del feto masculino perteneciente a Ruth. El exámen cadavérico estableció que su muerte dataría de aproximadamente 72 horas antes de efectuado ese examen. Las consideraciones médico legales indican que la muerte fue producida por interrupción intra-útero del embarazo y aparentaba una edad comprendida entre 23 a 24 semanas de gestación. En las conclusiones, también se agrega: “Nació muerto y producto del aborto completo infectado”.

El director del Equiza reveló qué pasaría en caso de un incendio

El por entonces director del Hospital José Equiza, Víctor Sivo, se presentó en la Fiscalía 2 que lleva adelante la causa por la muerte de Ruth y su bebé el 8 de octubre de 2010. Fue para realizar una denuncia por las protestas que se estaban llevando a cabo frente al nosocomio.

El 27 de septiembre, los familiares de Ruth del Valle organizaron una protesta en las puertas del Hospital de González Catán. Presionado por las manifestaciones y la presencia de medios de comunicación, el director Víctor Sivo reveló ante la Justicia qué ocurriría en ese nosocomio en caso de un incendio: “El agravante de las protestas realizadas por los mencionados es que efectúan quema de neumáticos en la puerta de acceso del Hospital, lo que pone en riesgo a todos los pacientes externos, en su mayoría mujeres embarazadas y niños y personal del Hospital, ello en virtud que el Hospital Equiza tiene una sola puerta de acceso y sin salida de emergencia; siendo este acceso de reducido tamaño para lograr evacuar en un caso de emergencia a todas las personas que queden encerradas dentro del establecimiento hospitalario”.

Diez días después, se realizó una nueva denuncia por supuestas amenazas de los mismos manifestantes, aunque ya no fue Víctor Sivo el denunciante sino José Luis Martínez, por entonces director ejecutivo del Hospital José Equiza.

Clave: El testimonio del director de Emergencias

Norberto Murriello: “Les dije que la llevaran a un hospital provincial y no lo hicieron”.

La declaración testimonial del director de Emergencias Sanitarias de la Municipalidad de La Matanza, Norberto Oscar Murriello, reveló la deficiencia de la cadena de comunicación y la responsabilidad de quienes decidieron trasladar a Ruth del Valle al Hospital de Gregorio de Laferrere.

El 18 de noviembre de 2010, Murriello se presentó a declarar y explicó el funcionamiento de la oficina que tiene a cargo: “Tenemos un Despacho de Emergencias cuyas funciones son atender los pedidos de auxilios del 107, interactuamos con el 911 y recibimos pedidos de los Centros de Salud municipales”.

“En el caso específico de (Ruth) Del Valle -manifestó- recibimos el primer pedido de derivación el 23 de septiembre de 2010 a las 16.00, luego hubo reiteraciones el 24 de septiembre por parte del doctor Tello, el 25 de septiembre de la doctora Quintanilla, y sacó la derivación el 26 de septiembre”.

La Justicia indagó si Murriello pidió la derivación hacia un centro con anestesista, a lo que el funcionario contestó: “El anestesista fue requerido el 25 de septiembre, ya que el 24 en el Equiza había anestesista y eso surge de los partes que diariamente envía el hospital al despacho”.

“A mí me llaman la noche del sábado, madrugada de domingo a las 04.30, avisándome lo que estaba ocurriendo con la paciente y la doctora Quintanilla en el MI (Materno Infantil) de Laferrere. La doctora Quintanilla decide concurrir con la paciente a ese hospital porque allí había anestesista pero este, debido al estado de la paciente, se negaba a anestesiarla por eso desde Laferrere pedía que la derivaran a un centro con UTI (Unidad de Terapia Intensiva)”.

Pero el relato de Norberto Murriello fue más allá: “El problema mío es el siguiente, si la doctora Quintanilla decide trasladar a la paciente a un MI de la misma complejidad que su materno infantil, pero que lo diferencia el hecho de tener anestesista por qué no decide trasladar a la paciente a un hospital provincial con centro obstétrico, con anestesista y UTI ante lo cual decido que así lo hagan pero no lo hacen, sugiero el Hospital del 32 porque es el más cercano pero, repito, no lo hacen. La paciente queda en Laferrere y a las 09.30 consigo una derivación a una terapia de un sanatorio privado (San Mauricio de González Catán) por el convenio FECLIBA Municipalidad”.

El convenio, según declaró el director de Emergencias Sanitarias del Municipio de La Matanza, “es para tratar de cubrir todas aquellas deficiencias que no nos brinda la atención del sistema público, sea municipal, provincial o nacional. No todas las clínicas de la Federación de Clínicas de Buenos Aires firmaron el convenio con el Municipio y las que firmaron no todas tienen la complejidad que se pedía en este caso, y otras veces tienen la complejidad pero no siempre tienen camas”.

“Las derivaciones de FECLIBA -reconoció Murriello- solo las puedo pedir yo, los operadores no pueden hacerlo, el único que las autoriza es el director de Emergencias, por eso tuve que esperar un horario razonable para poder hablar con el director de la Clínica para que acepte la derivación. El dueño y director de la Clínica San Mauricio es el doctor Escobar Uribe, con quien hablé y aceptó la derivación de la paciente Del Valle en su terapia”.

Clave: El testimonio del jefe de operadores

Claudio González: “La Municipalidad de la Matanza no tiene un protocolo”.

La UFI N° 2 tomó declaración testimonial también a Claudio Hernán González el 18 de noviembre de 2010, quien se presentó como el jefe de Departamento, cumpliendo funciones en el despacho de Operadores que dependen de la Dirección de Emergencias Sanitarias del Municipio. Su trabajo se basa, según declaró, en “controlar la función de los operadores” en la atención del servicio 107.

Ese trabajo, según manifestó González, se realiza “respetando el protocolo entre comillas, ya que nos manejamos por usos y costumbres ya que no hay un protocolo de emergencia que se encuentre escrito en ningún lado, la Municipalidad de la Matanza no tiene un protocolo”, reveló.

Entonces se lo consultó si en la órbita de la provincia de Buenos Aires se utiliza un protocolo: “No sé porque no estoy en Provincia pero me imagino que sí -dijo-; nuestra función termina cuando le pasamos el llamado a Provincia y espera su respuesta”.

La Justicia quiso saber si esa respuesta se registraba: “La respuesta no se registra, solo se registra la derivación, es decir si es positiva, las reiteraciones y el negativo final para cerrarla”.

También se le preguntó cómo está dividido sanitariamente el partido de La Matanza, a los que Claudio González detalló que “en principio la Provincia se divide en zonas, el Hospital del kilómetro 32 (Simplemente Evita) se ubica en el SIES, creo que significa Sistema de Información Emergencia Sanitaria”. Error del funcionario, ya que las siglas responden al Servicio Integrado de Emergencias Sanitarias.

“A nivel municipal estamos divididos en tres regiones. A la Región I pertenece el Hospital Equiza y a la Región II el Hospital Germani, ambos hospitales son Maternos Infantiles”, detalló. Aunque cuando se le preguntó quién se encuentra a cargo de cada región su respuesta volvió a resbalar bajo un simple “no me acuerdo”.

El jefe de operadores también fue indagado sobre la existencia o no de profesionales anestesistas en el Hospital José Equiza: “A veces hay, y a veces no”, reconoció.

Dos casos como muestra

Lucena: Un hecho casi “calcado”

Roberto y Lidia Lucena son los padres de Diego, el chico asesinado a golpes el 20 de junio de 2004 en la puerta trasera de la bailanta “Invasión Tropical”, de Isidro Casanova, cerrada tras el hecho.

Pero ese no fue el único drama que golpeó a su familia; dos años después Mario, otro de sus hijos, esperaba a una beba a la que pensaba llamar Brenda Nicoll Lucena.

Natalia, la nuera de Lucena, estaba embarazada y se hacía atender en el Hospital Materno Infantil José Equiza. Todo su embarazo fue controlado en ese nosocomio, y solo algunos estudios los realizaba de manera privada para evitar esperar los largos turnos de los hospitales públicos. Claudia Denus era su doctora de cabecera, y como jefe de Obstetricia se encontraba el doctor Brusca.

Natalia se sintió mal y cuando la atendió su doctora le recomendó que cuando sintiera contracciones se acercara al hospital. En la semana 44 de gestación fue atendida por el doctor Walter Montaño Boero -el mismo del caso Ruth-. Según recuerda la familia Lucena, el especialista no escuchaba los latidos del bebé hasta que supuestamente los escuchó y le recomendó a la madre que esperara dos semanas más, tiempo en el que intuía nacería su hija.

Pero Natalia siguió dolorida y al día siguiente fue llevada por su marido al Hospital Teresa Germani de Gregorio de Laferrere. La noticia fue tremenda: el bebé estaba muerto.

“No había ambulancia, no había anestesista y le dijeron a mi hijo que la lleve a otro lado para que le atiendan ya que corría riesgo su vida”, le contó a S!C Roberto Lucena.

La mujer fue llevada por su esposo al Hospital Pena, en Pompeya, y pudo ser atendida. La familia hizo la denuncia en la UFI N° 1 de La Matanza (I.P.P. 290.158/06).

El 3 de octubre de 2006 Roberto Lucena le escribió una carta al intendente Fernando Espinoza para advertirlo sobre la situación: “Por intermedio de la presente pongo a su conocimiento el riesgo gravísimo que corren los pacientes que son atendidos por el Dr. Walter Montaño Boero (M.N.75.346 – M.P. 37.862), el cual se desempeña en el Hospital Materno Infantil José Equiza”, decía el escrito antes de relatar lo sucedido.

Varios fiscales fueron los que estuvieron a cargo de este caso. El doctor Mario Massa (hoy juez de Garantías), luego Patricia Ochoa (hoy Fiscal General del partido de La Matanza), y la fiscal Celia Cejas (lleva la causa de Luciano Arruga), quien cerró la causa. La familia anunció que buscará reabrir el caso después de conocida la muerte de Ruth María del Valle y su hijo Benjamín.

Tomás: El nene robado que apareció gracias a un remisero

A mediados de junio de 2009, un bebé fue sustraído del Hospital José Equiza, de González Catán. El caso de Tomás Agustín tomó rápido estado público y el niño pudo ser recuperado gracias a un remisero que recordó haber trasladado a una mujer con un bebé en su vehículo hasta el barrio Los Ceibos de esa localidad. El hombre reconoció a la mujer que sustrajo a Tomás gracias a un identikit.

S!C