De un tiempo a esta parte, la localidad matancera ha sido el blanco de diversos hechos delictivos: asaltos, secuestros y hasta un asesinato. Ante este panorama, sus pobladores se encuentran en estado de alerta, mientras que la Policía reconoce que la zona siempre fue “un foco conflictivo”...
El lunes 10 de mayo, Oscar Giral, de 56 años, y su esposa Nora Mabel Díaz, de 51, fueron sorprendidos por tres ladrones cuando llegaban a su casa de Larrea al 100. Los asaltantes se llevaron al matrimonio cautivo en el Mini Cooper de la familia y, en el camino, se tirotearon con la policía. Horas más tarde, los liberaron.
El sábado 29 de mayo dos menores de edad entraron a robar a una casa de Tacuarí al 500, propiedad de casa de Alberto Silva, empresario textil de 55 años, donde también estaban su hija, de 19, y su mujer, de 51. Como el dueño de casa no entregó la cantidad de efectivo que esperaban encontrar, uno de los asaltantes quiso llevarse a la hija del empresario, éste se opuso y hubo un tiroteo en el que resultaron muertos ambos jóvenes.
Dos semanas más tarde, el lunes 14 de junio, Emiliano Martinó fue asesinado por uno de los cuatro delincuentes que ingresaron a robar a su casa de Berutti 93, en Ramos Mejía. Martinó, de 33 años. La situación se complicó cuando los ladrones notaron la presencia de un patrullero de la comisaría de Ramos Mejía y se llevaron al joven de rehén. A pocas cuadras, hubo un tiroteo entre la policía y los ladrones, que terminó con la vida de Martinó y de uno de los delincuentes.
Los motivos
En un mes, tres hechos de “inseguridad” en Ramos Mejía pero con distintos matices. El primero se trató de un robo “al voleo”: una familia que llegaba a su casa en un auto de alta gama y fue interceptada por un grupo de delincuentes que se dedicaban a perseguir víctimas que exhibían un buen nivel económico. La banda, oriunda del barrio Carlos Gardel, era la misma que atacó al ex futbolista Fernando Cáceres en 2009.
El segundo episodio es más confuso. Los jóvenes que “le ganaron la casa”, como se define a la modalidad de los robos en la que los ladrones abren las puertas con el método de la tarjeta plástica, a Alberto Silva, se tirotearon entre ellos luego de discutir con el empresario.
En el tercer caso, según el propio gobernador bonaerense, Daniel Scioli, hubo un “entregador” que informó a los ladrones que Martinó guardaba 60 mil dólares en el altillo de su casa. No obstante, los ladrones se llevaron 17.500 dólares y alrededor de 6 mil pesos. A pocas cuadras, su fuga terminó de la peor manera: con el rehén muerto.
La realidad
Ramos Mejía es una jurisdicción policial “muy complicada”, según las diversas fuentes consultadas por El1 Digital.
Para Ramiro, un efectivo de la jefatura departamental Matanza, “La Perla del Oeste” siempre fue un foco conflictivo porque el nivel económico de la mayoría de sus habitantes es de clase media-alta.
“El problema es viejo, acá siempre hubo robos de autos y homicidios. Ahora la seguridad se desbordó porque hay muchos edificios y comercios nuevos”, detalló el uniformado.
Según Miguel, quien trabaja hace más de un lustro en la zona, uno de los factores que contribuyen a la proliferación de robos es que “la densidad poblacional creció con el boom inmobiliario y cada familia tiene dos o tres autos, la mayoría de alta gama, que duermen en la calle. Por eso no pueden bajar los índices de hurto de automotor”.
Según informaciones extraoficiales, Ramos Mejía lidera el ránking de autos robados a nivel municipal.
“Están desbordados y tienen que pedir apoyo a otras comisarías. No alcanzan los efectivos, no hay inversión en patrulleros, existe mucho desánimo en el personal y poca vocación. Ninguno quiere que le peguen un tiro por un sueldo de 1.500 mangos”, confesó un ex jefe de calle de la zona.
Además, a esta realidad hay que sumar los innumerables hechos de salideras que se repiten en el área bancaria y los crecientes robos que ocurren en las inmediaciones de la estación de trenes de la localidad. Este medio realizó una investigación a fines de 2009 donde alertaba sobre los hechos de inseguridad que los vecinos de Ramos Mejía denunciaban. A pocos meses de aquella nota, pocas cosas parecen haber mejorado.
Periódico Uno
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