Ante los rumores de que personal de la construcción ingresó al predio de la antigua fábrica textil, los vecinos se organizaron para montar una vigilancia. Además, temen que esta situación se repita en otra fábrica abandonada en el mismo barrio.
Algunos vecinos ramenses denunciaron que se rompieron las fajas de clausura; por ese motivo, los inspectores municipales se acercaron al predio y cambiaron los precintos por otros más nuevos y de colores más brillantes. En su recorrido, no detectaron anormalidades.
Una de la residentes, Adriana Amato, sostuvo que, “en las reuniones que realizan los responsables del proyecto y los constructores, se trata de convencer a los vecinos de que esta es una propuesta muy conveniente para los vecinos. No hay espacio para debatir abiertamente la devolución de la calle Tacuarí a la comunidad, que la necesitamos para descomprimir el tránsito”.
En ese sentido, Amato informó que “se asusta a los vecinos porque aseguran que si no se concreta la construcción de un barrio cerrado, el predio será usurpado por personas sin viviendas y se convertiría en un nuevo asentamiento para La Matanza. Así, pretenden lograr que desistamos de nuestros reclamos”.
Otra amenaza latente en Ramos Mejía
El viernes, a las 19, los vecinos se volverán a reunir en Rondeau al 900 para considerar en asamblea los pasos a seguir al tiempo que advertir de una posible nueva amenaza para los ramenses: se trata del predio de la ex textil Matya, que se encuentra en la misma zona -sobre la calle Urquiza- y que será demolida a la brevedad.
“Queremos ser cautos para que el barrio no sea invadido otra vez con roedores de 40 centímetros de largo. Por eso, estamos averiguando quién es el verdadero titular del predio para, después, indagar acerca del destino que planean darle a estos terrenos. Todos estamos muy pendientes también de los movimientos que se producen en esta fabrica abandonada”, afirmó Amato.
Periódico Uno
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