viernes, noviembre 06, 2009

Explotó heladería y las esquirlas acribillaron a peatón

Según dijeron a 24CON, el siniestro se produjo por una pérdida de gas en una de las garrafas.


Primero salvar los helados...


Eran las seis de la tarde. Todo transcurría con rotunda calma en la plaza Sarmiento de Ramos Mejía. Salvo la insistente lluvia, que redujo la asistencia de jóvenes que generalmente concurren al lugar, nada interrumpía el tranquilo domingo. Algunos vecinos ya se habían quejado de los ruidos molestos que generaba la heladería Tasty, ubicada en un local (que afirman es propiedad del obispado de San Justo) sobre la intersección de 9 de Julio y Alvarez Jonte frente a la plaza, y ese mismo día volverían a escucharla resonar cuando, de repente, estalló. Ahora dudan si producía en forma legal.

Según indicaron los presentes a 24CON, el siniestro se habría generado tras una pérdida de gas en una de las garrafas que la heladería utilizaba para fabricar sus productos. Cuestión no menos llamativa ya que, según dijeron fuentes oficiales, por normativa municipal, “ningún local puede producir en el frente, deben existir depósitos para tal efecto”.

La voladura provocó una repentina explosión en las vidrieras laterales (lo único que se salvó fueron las puertas delanteras que se encontraban abiertas) y dejó un saldo de dos empleados heridos y un transeúnte con serias cortaduras a causa de las astillas que se dispersaron hasta la mitad de la calle.

Al instante, los habitantes aledaños al local llamaron al 911: recibieron un patrullero y ninguna ambulancia, por lo que tuvieron que trasladar a todos los heridos en el móvil policial, dos hasta el Hospital Posadas y uno de ellos al Policlínico de Haedo. La Matanza es el distrito más populoso del país y no tiene sistema ambulatorio estatal.
“Lo que sucedió fue un milagro porque si hubiese sido un día soleado la gente habría venido a comprar más helados y, por ende, podría haber provocado más heridos”, dijo a este medio Guillermo Ruiz, uno de los vecinos que vive en el edificio donde está emplazada la heladería. Por suerte, el local estaba vacío de clientes esa tarde.

Minutos después de la explosión, contó gente que ayudó en el rescate, “aparecieron los dueños de Tasty y, en vez de preocuparse por sus empleados, al menos en ese momento, comenzaron a recoger todo y no permitieron que los peritos realizaran su trabajo”. Destacaron que: “Querían ocultar algo”. Y así estuvieron hasta la una de la mañana del lunes: recogiendo cosas y salvando la mercadería que zafó del fuego al tiempo que tapiaban el frente del local. “Les pedimos que, después de tanto trauma que se había vivido en el día, dejaran de martillar (no que no cuidaran sus cosas quedándose en el local) para que todos pudiésemos tener paz, pero no hubo caso”, finalizó Ruíz.