NOSOTROS HACEMOS
Los vecinos esperan el momento de reunirse con el intendente para presetnarles su trabajo de investigación sobre la construcción edilícia en Ramos Mejía pero ante los rumores, nadie sabe con quien se encontraran finalmente...
Algunos sectores del peronismo empiezan a alistarse para hacerle pagar a Balestrini el costo de su adhesión incondicional al proyecto que salió derrotado en los últimos comicios.
El germen de la discordia nació la misma noche del 28 de junio, en la hora exacta del fracaso. Esa madrugada amarga, Alberto Balestrini le puso el rostro a la derrota electoral en la recepción del hotel Intercontinental, sede del búnker kirchnerista.
En la mañana siguiente, en la quinta de Olivos, el jefe político matancero acompañó la abdicación K a la presidencia del Partido Justicialista.
Los dirigentes con más experiencia en el paño justicialista saben que, en un partido como el PJ, acostumbrado al poder, ser la cara de una derrota electoral es algo que, más temprano que tarde, se paga.
Durante la campaña de la víspera -como durante los últimos siete años-, Balestrini fue uno de los máximos exponentes del proyecto político K y defensor a ultranza de cada jugada de Néstor Kirchner. Por eso, no sorprende que, en La Matanza, el inicio de la retirada general kirchnerista sea leído por muchos sectores, de manera extensiva, como el principio del fin balestrinista, tras una década de hegemonía incontestable.
Lo llamativo del caso es que esa línea de reflexión no solo abarcaría a sectores del llamado “peronismo disidente”, sino también a hombres y mujeres del mismo círculo íntimo del intendente municipal Fernando Espinoza.
Especulaciones
En este marco convulsionado, se difundió, entre el peronismo matancero, una versión según la cual Balestrini podría buscar “refugio” en La Matanza. Una suerte de “volver a las fuentes” que implicaría retomar el mando de la intendencia en este momento adverso a nivel macro, forzando a Espinoza a eyectarse hacia un cargo nacional o provincial o a asumir la banca de concejal para la cual se presentaba “testimonialmente”.
Según otra especulación política, la vuelta al pago chico de Balestrini sería para la difícil coyuntura electoral de 2011. Por lo pronto, Espinoza levantó la guardia y se aseguró el control del timón matancero, mediante el apoyo político de un puñado de hombres claves: Carlos Coma, Juan Carlos Sluga, Carlos Gdansky y Raúl Magario.
Todo es lento en el municipio, pero la pregunta es la siguiente: ¿Lograran los vecinos reunirse con Fernando Espinoza?
Nota original: Diego Bocchio