viernes, enero 25, 2008

Protesta de vecinos de Ramos Mejía contra los edificios de torres
Se manifiestan contra la construcción indiscriminada; señalan que ponen en grave riesgo viviendas aledañas, colapsan los servicios públicos y desdibujan la identidad histórica del barrio


Vecinos rechazan la construcción ilegal de Castelli 770

La Ciudad de Ramos Mejía, perteneciente al partido de La Matanza, fue fundada y pensada por sus vecinos pioneros para construir un barrio sano y con aire puro para las familias que albergara.

En su crecimiento, la ciudad fue poblada de casas que, con mucho esfuerzo de sus dueños, se fueron embelleciendo, en especial por espacios amplios de jardines, profusas arboledas y veredas limpias, baldeadas cotidianamente y con orgullo.

Tanto el crecimiento poblacional como el progreso en general fueron dando marco a una zona central que rodea a la estación y se expande por una imponente arteria llamada Avenida de Mayo, que es fundamentalmente comercial y que satisface todas las necesidades del vecindario.

Existen instituciones que enorgullecen a la población, como la Sala de primeros Auxilios, la Casa de la Cultura, los Bomberos Voluntarios de La Matanza, la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, entre muchas otras, como así también numerosas ONG y varias instituciones educativas, tanto públicas como privadas.

En la última década, un hecho contradictorio e inexplicable alarma a todas las familias del barrio: la profusa y continua construcción de edificios torres, que son levantados presuntamente con dudosa celeridad y que habrían ocasionado graves consecuencias y de diversos tenores. Los vecinos comentan que las profundas excavaciones han venido afectando cimientos y paredes de casas vecinas, que se deben soportar ruidos molestos y continuos como los producidos por la permanente ubicación , movilización de maquinarias, camiones y containers sumando a ésto la afectación de todo el tránsito vehicular.

Describen la realidad de casas encerradas entre dos edificios de gran altura que han perdido toda posibilidad de luz y aire, lo que ha obligado a emigrar a quienes amaban y habían elegido a este barrio para desarrollar toda su existencia.

Hoy la identidad de Ramos Mejía se percibe alterada. Comentan sus habitantes que ya varias cuadras desde la estación que fueron pobladas por edificios torres de varios pisos, que afectaron la calidad de vida de sus habitantes y vienen colapsando los servicios públicos, a pesar de cualquier esfuerzo que se realice por mejorar la situación . Como gigantes temidos e invasores las construcciones avanzan, con sus demoliciones previas.

Así también ha avanzado la intranquilidad de los vecinos, que se han organizado para peticionar a las autoridades, para que las decisiones se tomen dentro de un marco legal que los incluyan, que se respete la identidad de toda una localidad que se ha esforzado por muchas décadas para cuidar y mejorar la calidad de vida de sus familias, y que no se atropelle toda esta historia. Algunas fotos muestran los pasacalles que dicen "No a los edificios torres", los que se confunden tras los grandes follajes de árboles reverdecidos, florecidos jardines y casas mantenidas con dignidad por el esfuerzo y el trabajo de sus pobladores .

Mientras suenan taladros, excavadoras y mezcladoras, aún se escucha el pulso de la ciudad de Ramos Mejía, que más allá de todo interés económico, pelea por defender su origen, sustentado en la salud y una mejor calidad de vida, y en contra del hacinamiento, la contaminación y la carencia de elementos sustanciales como lo es, por ejemplo, el agua potable.Todos los días martes seguirán reuniéndose en asambleas para peticionar, dar a conocer esta seria problemática que los viene preocupando, reafirmando que se encuentran hoy decididos a defender su ámbito de pertenencia al que consideran producto del tesón, del sacrificio y del trabajo de varias generaciones.


Nota Raquel Fazio
LANACION.com SoyCorresponsal