miércoles, junio 05, 2013

"Al que le quepa el sayo que se lo ponga"

Susana Samaniego rompió el silencio y aseguró: "Nadie me va a hacer callar".




"Me van a tener que pegar una trompada para que hable y 800 para que me calle" es su frase de cabecera pero no fue así. Susana Firulete recibió la visitada de vecinos de Ramos Mejía para dialogar sobre el tramo final de su sumario, donde uno de los ramenses es testigo en el descargo que presentó. Pero la inspectora municipal (Legajo N° 4.118) con licencia médica desde el pasado 12 de marzo habló de todo sin que le peguen —como decía antesy para que se calle, los vecinos se tuvieron que retirar. 

"Me pregunto: ¿Yo solamente hago quedar mal al municipio? (tiene un sumario por: 3. Inconducta notoria. / 10. Falta grave que perjudique materialmente a la Administración Municipal o que afecte el prestigio de la misma. Artículo 64, Ley 11.757), ¿y todo lo lo que pasó y pasa dentro de (la secretaría de Planificación Operativa y) Control Comunal?. 

Cuando en la gestión de (Francisco Gabriel) Stillitano se descompuso el titular de un supermercado oriental de La Tablada al reconocer en la oficina al inspector que según él le pagó una coima, ¿Qué investigaron?. 

¿Lo que pasó con los geriátricos (Periódico S!C N° 26 del 18 de febrero de 2013) y no pasó nada?. 

Lo que pasó ahora con un delegado y un jefe, ¿eso no hace quedar mal al municipio? 

¿Las compañeras de Perú (2250, San Justo) que delante de los contribuyentes se dijeron de todo, todos escucharon y no se hizo nada?. 

¿La llamada que hizo la Delegada Municipal de (Gregorio de) Laferrere y no se hizo nada?. 

Al que le quepa el sayo que se lo ponga, ¿y la única que tiene un sumario soy yo?. Yo me hago cargo de lo que hice, no tenía que comportarme de esa manera con un contribuyente, pero tampoco la única que… 

 continuará...

RMT aclara

"Al que le quepa el sayo que se lo ponga" es una frase que suele aplicarse en el momento en que se hace una reprimenda o llamado de atención, sin mencionarse quién es el destinatario, por eso se la deja «flotando» en el ambiente para que el «interesado» la interprete. El sayo era un vestido sin botones que cubría desde el cuello hasta las rodillas.